El Periodo Británico

El período británico es muy importante en la historia de Malta. Las guerras mundiales y la independencia de Malta son las fechas más históricas de dicho período. El legado británico vive en muchos aspectos de la vida diaria: El inglés es un idioma oficial en las Islas; hay lazos mutuos muy fuertes comerciales y turísticos con Gran Bretaña; se pueden ver todavía en las calles los antiguos buzones de correos y las antiguas cabinas telefónicas de Gran Bretaña.

Después de ayudar a los malteses a expulsar a los franceses, los británicos se vieron como dueños de las Islas, pero al principio no estaban seguros de que pudieran conservar el territorio. El Tratado de Amiens en 1802 estableció que Malta pasaría otra vez a estar en poder de la Orden de San Juan, pero algunas personalidades locales no querían que volvieran sus anteriores gobernantes y solicitaron permanecer bajo la protección británica.

Y sucedió que la Paz de Amiens duró poco y continuaron las guerras Napoleónicas. Los británicos se comprometieron a defender Malta y finalmente obtuvieron la plena soberanía de las Islas Maltesas mediante las condiciones del Tratado de París en 1814. Desde entonces, Malta se convirtió en una parte importante del Imperio Británico, en un baluarte estratégico de la región y un punto de apoyo para la expansión británica hacia el Este.

A través de los ciclos de guerra y paz, el destino de Malta estuvo ligado inextricablemente al de Gran Bretaña.
Esto nunca fue tan evidente como durante la Segunda Guerra Mundial cuando las Islas desempeñaron un papel fundamental en el teatro Mediterráneo de la guerra. El papel de las Islas Maltesas durante la Primera Guerra Mundial como punto de aprovisionamiento y como base para la recuperación de los heridos le valió a las Islas el título de ‘Enfermera del Mediterráneo’.

La valentía del pueblo maltés durante la Segunda Guerra Mundial fue reconocida por el Rey Jorge V, quien concedió a toda la población de Malta su Cruz de Jorge por su valentía.

Después de la guerra creció el movimiento para la autodeterminación y finalmente Malta obtuvo su independencia el 21 de septiembre de 1964. Las fuerzas británicas mantuvieron su presencia en Malta hasta el 31 de marzo de 1979 cuando se cerraron sus bases militares en la Isla. Las Islas pasaron a formar parte de la Commonwealth Británica.

     
 

El legado Británico

 
 

La singularidad de las Islas Maltesas es su encanto y su clima mediterráneo aparejados con las tradiciones anglosajonas.

Malta fue parte del Imperio Británico durante más de 150 años, por lo que apenas sorprende que las actividades comerciales, las leyes y la educación sigan algunas de las tendencias británicas. Actualmente, se pueden encontrar en la vida diaria de Malta muchas peculiaridades de esta mezcla especial de lo mediterráneo con lo británico.

El inglés y el maltés son los idiomas oficiales de Malta. El inglés se habla corrientemente y está ampliamente difundido, pero igual que sucede con otros idiomas como el italiano, ha hecho impacto en la conversación diaria en idioma maltés (malti). Los habitantes de Malta a menudo cambian en la conversación, sin esfuerzo, del idioma malti al inglés, a mitad de la frase.

Paseando por la capital, La Valetta, encontrará usted tiendas y cafeterías con nombres británicos originados a mitad del último siglo. Los visitantes se quedan sorprendidos y encantados al ver cabinas telefónicas y buzones de correos británicos antiguos y pintados de rojo cuando este mobiliario urbano ha desaparecido en todo el Reino Unido.

Se conduce por la izquierda, como en el Reino Unido. Tanto en carretera como por ciudad verá usted una variedad de coches antiguos de marcas británicas:
Morris Minor, Ford Anglia y Prefect, Triumph y camiones y autobuses Bedford de los años 1950, 60 y 70. Muchos se utilizan normalmente para los desplazamientos diarios, pero otros son cuidadosamente conservados como coches de época y sólo circulan en ocasiones especiales.

La cocina maltesa ha adoptado algunos elementos de la tradición británica: los bares y las cafeterías locales sirven el desayuno y el «brunch» británicos. La cerveza es la bebida favorita tanto aquí como en el Reino Unido, y se sirve por ‘pintas’ y ‘medias pintas’ en vez de por litros.